domingo, 25 de abril de 2010

Ne me quitte pas

Aquella mañana se despertó a la misma hora que todos los días, desayunó lo mismo que todos los días, se duchó y se vistió con una ropa parecida a la que se vestía todos los días.

Salió de casa, con prisa porque llegaba tarde, como casi todos los días; llegó a la estación de metro y aún faltaban 3 minutos para que pasase el siguiente metro, como todos los días. Llegó tarde a clase, como todos los días.

Comió un bocadillo de jamón de york y queso, y cogió el autobús para ir al trabajo, el 52, el mismo que cogía todos los días. Saludó a su jefe y se sentó delante del ordenador con una taza de té, de cerezas, como todos los días.

4 horas más tarde, cogió su maletín y se fue a casa, donde la esperaban su gato y su soledad, como todos los días.

Entró a la cocina, abrió el cajón y sacó el frasco de pastillas para la depresión que le había recetado su psicólogo, como todos los días...debería haber tomado una...como todos los días...pero quizás estaba cansada de que todos los días fuesen iguales...


ya nada sería como todos los días...